Un poema de Sofía Serra Giráldez

Pintura de Martin Gálvez
Pintura de Martin Gálvez

Hace unos meses, de visita por Sevilla tuve un maravilloso encuentro con la poeta Sofía Serra Giráldez. Emprendimos camino a pié hasta su casa ya que nos hospedábamos muy cerca. Nos detuvimos en un par de iglesias bellísimas, le pasamos la mano a un gato que nos encontramos en un parque cercano hasta que llegamos a la casa que esta poeta comparte con su familia. Ya dentro, encontramos el calorcito que emana un hogar donde la madre es el eje de todo un universo. Después de varias cervezas volvimos a la calle, eso sí con un mapa dibujado y con las instrucciones necesarias para dar con un pescaíto frito fabuloso por el encantador Manolo.

Sofía que derrocha una magia y una luz intermitente de sus ojos que brillan a la par de su Sevilla me pareció que la conocía desde hace mucho. Con sus libros en mano me despedí, pero supe en ese instante que nos volveremos a ver en algún momento. Ha sido difícil escoger un poema de esta gran poeta y fotógrafa, de esta creadora incansable que es Sofía Serra Giráldez, aquí les dejo este de su poemarioLos parasoles de Afrodita”.

 

Que vuelvan los lilas

 

Como las lilas de ultramar.

Así me posee sobre la yerba

cercana a tu estanque,

convertí canias en siringas

hasta inundarte

de ti. Canto y taño.

En honor de las letras me hago sangre,

despedazo cada labio por ver

si al nombrarlas consigo oír

el descanso. Anhelo el otoño

sin que haya nacido el verano.

 

¿Y si me dejas en reposo?

No morirás aunque duerma,

la luz se hace luz sin el tiempo:

hay algo más.

En el vacío interestelar

coexiste la anti-materia,

¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?

Ser capaz de perpetrar deicidio

contra estas cansadas manos,

estos pesados brazos más tuyos

que míos: deja que duerman.

 

Al parecer, sólo el aire me mantiene

Viva, ventana y lumbre,

al parecer, el sonido no ondea

sobre el agua, puerta y límites.

Al parecer, los libros florecen

sólo una vez al año.

 

¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza

aunque sea en la nube de espinas?

Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.

Auto-ventilarme en un sol,

en una punta,

en un nítido y exento atisbo

del negro sobre el blanco:

¡Puff!, y permitir…

No ser.

Auto-inhibirme en el altar

de las lilas abiertas a lo que sea.

 

Al blanco.

 

Sofía Serra Giráldez

 

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